En una Italia atemporal en la que el comercio marítimo entre el Mediterráneo y las Indias Orientales pervive; entre el puerto, la lonja y su modesto Palazzo, pasa sus días Lazarella.
Lazzarella es decidida, independiente y soñadora.
Lazarella dirige la pequeña naviera familiar desde los 16 años y, aunque se embarca con sus hermanos cuando puede para traer a la villa pequeños tesoros orientales, especias, telas exquisitas y mil anécdotas; ella sueña con recorrer las junglas y misterios de Indochina junto a Lazzaroni, uno de sus capitanes.
Mientras tanto, Lazzarella se divierte en casa cocinando para amigos. Ríe, baila y celebra. Y de vez en cuando sube a la colina que hay tras el pueblo y otea el horizonte por si aparece la vela de su capitán.